Bueno, parece que este mes voy a acabar con las lecturas que
tenía empezadas. ¡Bien!!!!De momento, hoy he terminado Las nieblas de Avalon,
de Marion Zimmer Bradley, libro escogido por Marta para el Club de
Lectura.
Os explico un poco, porque a mí me costó entender cómo iba
la cosa. La autora publicó en su día cuatro novelas separadas: Experta en
Magia, La reina suprema, El rey ciervo, y El prisionero en el roble. Después
escribió dos precuelas: La casa del bosque y La dama de Ávalon. Yo he leído la
primera precuela, pero como no me iba a dar tiempo de leerla para octubre me
salté la segunda y me metí en Las nieblas, recopilación de las cuatro, saltándome la segunda precuela.
Título: Las nieblas de Ávalon ( The Mists of Avalon)
Autora: Marion Zimmer Bradley
Número de páginas: 912
Número de páginas: 912
Año de publicación:1982
Valoración: 9
Las Nieblas de Ávalon es una saga de ciclo artúrico que va
desde la boda de la madre de Morgana y Arturo con un general romano hasta la
muerte de este. Vamos a vivir las complejas alianzas que desde Ávalon teje
Viviane, la tía de Arturo y Morgana y madre de Lanzarote, las complejas
relaciones entre este trío y Ginebra, la llegada de los romanos y del
cristianismo a Inglaterra, el declive de los druidas, la llegada de Arturo al
trono, las guerras con los sajones y las tribus del norte que su imperio tiene
que luchar, las aventuras de los caballeros de la tabla redonda, la búsqueda
del grial y la destrucción de esta misma hermandad e incluso de Ávalon.
Es una saga llena de aventuras que se mueve entre diferentes
puntos de tensión:
1)
La tensión entre los masculino y lo femenino.
Para empezar, la novela está narrada desde el punto de vista femenino, a
diferentes voces (Viviane, Igraine,Morgause, Morgana y Ginebra principalmente). Por una
parte tenemos voces masculinas principalmente que niegan a la mujer el derecho
a opinión o la capacidad para poder entender
e interesarse por temas típicamente masculinos como guerras o cuestiones
políticas, como la de Gorlois, el marido de Viviane, o las voces de los curas
que repetidamente acusan a la mujer de ser la portadora del mal en este mundo. Ginebra
misma, siendo mujer, cree firmemente en esta premisa del cristianismo y ve con
malos ojos a otras mujeres con un poder claramente manifiesto, aunque ella
ejerce gran poder sobre Arturo, haciendo que reniegue de Ávalon y de acuerdo
con las leyes cristianas no es superior moralmente por su relación con
Lanzarote.
Encontramos a la vez voces femeninas que
reafirman su poder continuamente, como Viviane o Morgana, que reniegan de los
sacerdotes cristianos por querer empequeñecerlas y creen en una diosa femenina.
La misma madre de Morgana, aunque una vez casada con Uther Pendragón adopta una
posición mucho más discreta, se enfrenta directamente con el sacerdote de Gorlois
por recriminar este a Morgana y le prohíbe que se vuelva a acercar a ellas y a intentar
someterlas. Uther o Lot, esposo de Morgause, e incluso Arturo, aparecen como
hombres dispuestos a escuchar a sus mujeres y a tratarlas como iguales.
2)
La tensión entre el cristianismo y el paganismo.
Desde la precuela de La casa del bosque se ve claramente el fino hilo que
separa las dos religiones, como puede una ideología acabar con gente que se ha
posicionado de una u otra forma porque la vida los ha llevado hasta allí y como
personas que de otra forma podrían quererse acaban odiándose y matándose en
nombre de un dios u otro. Al final la religión o el paganismo no se ven más que
como una forma de poder, una justificación para acabar con el otro y obtener la
hegemonía sobre los demás. En ocasiones es una de estas formas de culto la que
ofrece consuelo, en ocasiones la otra, igual que en ocasiones ambas son
causantes de injusticias y de dolor.
3)
La tensión entre poder y sumisión. También hay
una lucha continua por mantener el equilibrio entre la sumisión a los deseos de
un dios o diosa superior y la propia voluntad disfrazada de esta misma
sumisión. Tanto Viviane como Morgana se preguntan en más de una ocasión si no
serán ellas las que están forzando la situación por su propio orgullo, cuestión
que Merlín también plantea y que en la precuela se ve claramente como el ser
humano manipula “los deseos” de la diosa para conseguir sus objetivos
políticos.
4) También hay tensión entre los diferentes conceptos de ética según la religión druida o la católica. Esta ética mantiene en lucha constante a personajes como Ginebra o Lanzarote especialmente.
Al final, como conclusión, a mí
me queda la sensación de que aunque la novela se vea desde el punto de vista
femenino, las mujeres tampoco salen muy bien paradas. Ellas son las que dominan
el reino, desde la concepción o falta de esta para favorecer el ascenso al
trono de quien más les conviene, pasando por la forma en que se dirige el reino
y hasta dependiendo de ellas el destino final de los personajes masculinos más
importantes. Si bien vemos a unas mujeres con mucho poderío, no parecen saber
cómo llevarlo de buena manera y de buena fe. En este punto, los hombres parecen
tener cierta superioridad moral al ser víctimas de ellas pero saber
perdonarlas, al hablarles sobre sus fallos, al reconocer y aceptar los suyos
propios.
En general, la saga me ha gustado
mucho y me ha enganchado desde un principio. Llena de aventuras, de amores y
traiciones, de mundos antagónicos que intentan coexistir en ocasiones y
destruirse en otras, es una lectura que ofrece una visión diferente de la
leyenda de Arturo y que nos plantea muchas cuestiones como las mencionadas
anteriormente de forma consistente y muy bien desarrollada.
Además, voy a etiquetar la entrada en el reto de Mujeres laureadas aunque ya haya publicado la entrada del reto completado, ya que Marion Zimmer Bradley ganó el premio Locus por mejor novela fantástica en 1984 con Las nieblas.
Además, voy a etiquetar la entrada en el reto de Mujeres laureadas aunque ya haya publicado la entrada del reto completado, ya que Marion Zimmer Bradley ganó el premio Locus por mejor novela fantástica en 1984 con Las nieblas.
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