Hoy he terminado la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne, compuesta por Memento mori,
Dies irae y Consummatum est, de César Pérez Gellida. Como no he reseñado las
otras dos partes, no voy a hacer una reseña de esta, pero os remito a blogs
mencionados por el propio autor al final de Consummatum est donde podréis encontrarlas si os interesan:
Juntando más letras, Libros que hay que leer o Momentos de silencio
compartidos, entre otros.
Lo que no quería dejar de hacer es recomendar esta trilogía,
porque a mí me ha encantado. Llevaba meses mirando las reseñas de Memento mori
y pensándomelo. Me pasó lo mismo con Dies irae. Yo no soy muy amante del género
negro ni policíaco, pero había algo que me llamaba la atención. Tampoco soy muy
amante de leer reseñas donde te explican todo con pelos y señales, me gusta más
que me den una opinión y lanzarme a la piscina con poca protección, a lo que
venga, siguiendo algún tipo de intuición con el libro que empiezo, y estos
libros, simplemente desde su título, ya me transmitían algo… Ya, raro, raro;
pero es así.
Así que gracias a los meses temáticos, y aprovechando que
enero era el mes de la novela negra, me acabé de decidir. Y cual fue mi
sorpresa, que en cuanto abro Memento mori me encuentro con que el título del
primer capítulo es de una canción de Héroes del Silencio, y voy pasando y así
con todos, o casi. ¡Los que me conocéis ya habréis supuesto que me faltó hacer
palmas con las orejas! César Pérez Gellida me tenía ganada desde el título del
primer capítulo sólo por eso. Y lo mismo me pasó en Consummatum Est: en un momento
de tensión máxima, ¡plas! Toda la letra de una de mis canciones preferidas, que
también me encanta cantar a voz en grito en momentos álgidos de mi vida: Es
hora de hablar, de Bunbury.
Es una trilogía en la que, si bien a veces se te revuelven
un poco las tripas si eres sensible y poco tolerante al “sang i fetge” como es
mi caso, está muy bien escrita y tiene tres ingredientes que para mí son
esenciales: música, historia y literatura. Estas son las grandes pasiones de
Augusto Ledesma, el personaje principal, un asesino en serie despiadado,
metódico y brutal. La banda sonora de la trilogía tiene canciones de Héroes y
Bunbury, Vetusta Morla, Ramstein,
Depeche Mode, David Bowie o Bach, por nombrar
algunos. Mientras tanto, y empezando en Valladolid, nos lleva por una ruta por
Europa en la que se centra en el conflicto de los Balcanes, aunque pasará por
otros momentos bélicos de nuestro continente. Todo esto de la mano de un tipo
inteligentísimo, que pone al sistema policial y judicial al límite y al que le
encanta la literatura y utilizará nombres de grandes personajes para camuflarse
tras ellos.
Hay giros inesperados, momentos de tensión desesperantes, de
frustración, la perspectiva del asesino sociópata que nos hace entrar en
su mente tanto que yo una noche hasta
soñé que mataba a alguien (qué mal lo pasé intentando esconder la prueba
incriminatoria, me desperté a las 4 de la madrugada sin ganas de volver a
dormirme y con un mal cuerpo…) y una buena prosa acompañada de poemas a lo
largo de la trilogía. En definitiva, os la recomiendo a todos los que os gusten
los ingredientes que he mencionado antes. Y enhorabuena a César, ¡que vaya estreno se ha marcado el
campeón!
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